Una de las maneras más influyentes y para continuar propagando un ánimo cultural patriarcal y de alentar a las mujeres a autopensarse como personas con habilidades naturales para la cocina ha sido por medio de los medios masivos de información y comunicación. No hay que ir muy lejos para conseguir respuestas. Al encender el televisor y al observar la publicidad, es posible dar cuenta de esto. Los productos de y para la cocina se siguen proyectando y vendiendo con imágenes que muestran a la mujer en la cocina cuando se trata de preparar alimentos para la familia y para la casa, mientras que cuando se trata de un programa de revista, un show restaurantero, en el espacio público en general, regularment aparece un chef varón.
Nuevamente el papel y valor de la mujer se ve disminuido, en este ejemplo como cocinera, ante el papel del chef hombre.
Las influencias, sin embargo, como en los roles de la salud y la educación, son influenciadas por la educación recibida en la escuela y la casa.
También es mayormente notable este sesgo tanto en materiales didácticos como en prácticas escolares, ya sea con imágenes o ejemplos de actividades en libros de texto, o mediante prácticas en las aulas o en eventos relacionados con alimentos, estos son preparados, administrados, proveidos, entregados y servidos en mayor tendencia por público femeino, incluso se pide ayuda o se promueve la participación de las niñas o alumnas en dichas tareas en mayor medida que la participación masculina.
En la casa cuando las prácticas de juego y esparcimiento son recreadas con articulos y elementos de la cocina, como juegos de té, cocinas, hornos, carritos de compras; o bien cuando la madre del hogar al requerir ayuda en la cocina se la pide a las hijas o mujeres de la casa, antes que a cualquier varón del hogar.
Los gastos y costos que se alcanzan al no contar con una persona al servicio diario de la compra, administración, organización y preparación de los alimentos es bastante alto.