El motivo por el cual esta carrera ha permanecido con poca injerencia masculina en parte ha sido por los valores y símbolizaciones culturales que se asignan al género femenino de contar con cualidades que encajan mejor para dicha función, como el de ser más cuidadosas, más sensibles, más consideradas e interesadas por el otro o la otra, por ser más generosa, de tratos más suaves y sutiles, etc.
Es importante recalcar que todas estas cualidades son imposiciones de tipo cultural que no tienen nada que ver con las cargas biológicas del sexo femenino. El nacer y/o tener un órgano reproductor femenino no proporciona naturalmente o hace inherentes dichas cualidades. Es la educación y el entorno cultural el que atribuye y ha construido esta serie de características en la mujer, que de igual manera podrían desarrollarse en aquellos que portan un órgano reproductor masculino.
La conveniencia de ciertas clases dominantes por que esta profesión siga siendo ejercida prevalecientemetne por la poblacion femenina tiene que ver con la necesidad de mantener líneas de producción, costos, capitales y recursos humanos bajo ciertas estructuras.
Tanto ciertas esferas del Estado como del Mercado les interesa mantener bajos sus gastos y costos, cada uno en su propia actividad. Por ejemplo al Estado en los servicios y prestaciones que como Estado benefactor debiera proveer y al Mercado en sus líneas de producción y expansión, por lo que a ambos les beneficia que dicho mercado (target) sea desempeñado por una fuerza laboral que usualmente goza de menos o limitados beneficios, salarios bajos, condiciones de trabajo menos favorables, etc., y en el que dichas condiciones se han estandarizado, es decir, se ven de manera natural o normal.
Además de lo anterior, el cúmulo de mujeres interesadas en desarrollarse en este campo, por ende no significará población femenina interesada en ejercer otro tipo de profesiones o actividades de mayor control o en el ejercicio de poder, lo cual no es algo muy deseable para la clase dominante masculina.
Los puntos anteriores no hacen más que beneficiar a ciertos grupos de poder, ya que al seguir confirmando como "valiosas" y "aceptables", estas estandarizaciones culturales de caracterizar y proyectar a la mujer como la más adecuada para ejercer los cuidados de enfermos, niños, personas con capacidades distintas y adultos mayores, la actividad indudablemente seguira siendo perpetuadamente reproducida por la mujer.
Este costo cultural atraviesa de la esfera pública a la privada, por lo que al surgir el desempleo, los recortes económicos y de servicio, estas actividades recaen únicamente en la población femenina y que a su vez reafirma el papel de madre y esposa de la mujer, quien ya por default es la principal encargada y responsable del cuidado de l@s hij@s y de la familia.